domingo, 10 de junio de 2007

TVEsperpéntica

14:53. Desde donde estoy me llega el olor de los macarrones y el ruido de la tele. ¡Patapam! Salgo embestida a plantarme delante de la caja boba. Que alguien me explique, le digo en silencio al aparato, por qué hacen esto contigo. Y conmigo, porque me había propuesto no politizar este domingo.
"El telediario (TVE) hoy sólo durará 12 minutos", dice el conductor. Ese había sido el petardo que me había hecho saltar de la butaca. Ya delante de la pantalla espero (exijo) que me den una buena razón al tijeretazo. En cambio, lo que me encuentro es a un presentador vestido de Roland Garros que me quiere dar a entender que el menú deportivo es mejor que el informativo.
El fugaz telediario termina en un plis-plas para conectar seguidamente con el Roland Garros. Eso sí, antes, en esos 12 minutos, ya me habían untado el aperitivo con otra conexión. La del campeonato de motociclismo. Para colmo, se anuncia una noticia de última hora y atenta, espero a que me den un poco de rigor informativo: nada, me desinflo. Un tiroteo en EE.UU.
La semana pasada, más de lo mismo. En mitad del programa de sociedad de Ane Igartiburu, conectan durante 10 minutos con el circuito de Montmeló. ¿Qué le importa a una espectadora que se enchufa a la caja tonta para ver alfombras rojas lo que ocurra en Montmeló? Tal vez ni sepa que Montmeló existe. Tal vez esa misma espectadora haya huido de la tele matrimonial donde su marido estaba viendo, precisamente, un "especial motos". Y, ¿con qué se encuentra? Con otro "especial motos".
Además de todo, TVE, y lo digo con condescendencia, está incurriendo en una mala práctica. Está haciendo metatelevisión: hablar sobre sí misma. Y ya no sólo en el tiempo de publicidad. Ahora también lo hace como parte de su programación.
De ahí mi embestida. Y yo que pensaba dedicar este plácido domingo a consentir a mi resaca.

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